Residuos de fármacos se hallaron en tres caudales que cruzan Quito

En el río San Pedro se tomaron muestras a la altura del puente de Cumbayá. Foto: Cortesía Luis Cumbal

En el río San Pedro se tomaron muestras a la altura del puente de Cumbayá. Foto: Cortesía Luis Cumbal

En el río San Pedro se tomaron muestras a la altura del puente de Cumbayá. Foto: Cortesía Luis Cumbal

Todos los fármacos o drogas que consume el ser humano son metabolizados en el hígado, ese órgano se encarga de transformarlos en sustancias descartables denominadas metabolitos, que luego serán eliminadas.

Sin embargo, el organismo humano no es capaz de asimilar todos los compuestos y un porcentaje de ellos se elimina a través de la orina. ¿A dónde van estos residuos? Como en Quito no existe una planta de tratamiento de aguas residuales, los sobrantes farmacológicos llegan a los ríos.

Así lo indica el director del Centro de Nanociencia y Nanotecnología de la Escuela Politécnica del Ejército (Espe), Luis Cumbal Flores.

En junio del 2013, él junto con un grupo de expertos nacionales, el ingeniero químico israelita Ovadia Lev y la química Jenny Gun, de la misma nacionalidad, realizaron una investigación sobre la presencia de contaminantes emergentes (farmacéuticos y productos de cuidado personal) a lo largo de los ríos productos de cuidado personal) a lo largo de los ríos San Pedro-Machángara- Guayllabamba-Esmeraldas.

Sustancias como la carbamazepina, un medicamento que se utiliza en el tratamiento de enfermedades como la epilepsia, y el acesulfame, un tipo de edulcorante, fueron los contaminantes emergentes más persistentes, porque permanecen estables a lo largo de los ríos.

En cambio, la concentración de los otros contaminantes tales como la cafeína, el sulfametoxazol (un tipo de antibiótico), venlafaxna (un antidepresivo) y los estrógenos esteroidales fueron degradados significativamente a lo largo de los 300 km de recorrido de los ríos.

En cambio, la masa total de cocaína (suma de la cocaína y la benzoilecgonina, su principal metabolito que se elimina a través de la orina) se incrementó a lo largo de la corriente, lo cual puede atribuirse a la coca silvestre y a plantaciones existentes en los bordes de los ríos.

Cumbal explicó que la investigación realizada plantea la posibilidad de utilizar el monitoreo por cocaína en los ríos como una manera indirecta de conocer nuevas plantaciones que crecen en las cuencas hidrográficas.

Se cree que varios contaminantes orgánicos, como la venlafaxina, carbomazepina, sulfametoxazol y benzoilecgonina sobreviven al tratamiento de filtración en el sistema de agua potable de Esmeraldas, aunque todos, excepto la benzoilecgonina, se encuentran en concentraciones por debajo de los 20 mg/l y por lo tanto no son susceptibles de causar efectos adversos para la salud humana.

Sin embargo, en Europa, la concentración de estos fármacos en los ríos ha ocasionado el cambio de sexo en peces, elevando la población de hembras. El ecólogo Guillermo Albán agrega que estos residuos causan problemas en la reproducción de especies marinas y bajan las defensas de su sistema inmunitario.

Cumbal indica que en Ecuador no existen estudios que determinen los efectos de estos fármacos en los ríos. Está comprobada esta contaminación, sus efectos deben ser
un segundo paso”.

Según datos del INEC, en Ecuador las familias gastan ­alrededor de USD 179 men­suales en servicios de salud. De esa cantidad, el 52% corresponde a la compra de productos farmacéuticos.

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