La robótica es un juego de niños

Learning Projects ofrece talleres de robótica y programación básica durante el tiempo de vacaciones en Guayaquil. Foto: Mario Faustos/ EL COMERCIO

Learning Projects ofrece talleres de robótica y programación básica durante el tiempo de vacaciones en Guayaquil. Foto: Mario Faustos/ EL COMERCIO

Learning Projects ofrece talleres de robótica y programación básica durante el tiempo de vacaciones en Guayaquil. Foto: Mario Faustos/ EL COMERCIO

Ellos no se conforman con jugar con robots ya ensamblados; por el contrario, se esmeran en crear y dar vida a juguetes propios. En estas vacaciones, Ricardo Oliveros y Daniel Lavayen hallaron en la robótica un nuevo pasatiempo, uno tan apasionante que ni siquiera quieren abandonar el salón al momento del receso.

Los pequeños, de apenas 8 años, son parte de los talleres de robótica y programación básica organizados por Learning Projects en Guayaquil. Los cursos, de dos horas diarias (en total 28 horas), comenzaron a inicios de marzo en la Unidad Educativa Mariscal Sucre, en el norte de la ciudad. Unos 90 niños, en tres horarios distintos y entre 8 y 14 años, conforman los equipos de desarrolladores.

Sus herramientas son piezas de lego, de todos los tamaños y colores, desde llantas hasta cubos sencillos, que les sirven para armar diversos prototipos. María de Fátima Sierra, gerente de Learning Project, explica que los cursos comenzaron en 2003. Actualmente cuentan con 18 000 piezas de Lego Mindstorms (para el diseño de los robots) y cerebros (dispositivos para programar los movimientos de los robots).

El robot de Daniel y Ricardo es parecido a Wall-E, el personaje de la película animada. Desde una tablet, Daniel controla cada uno de sus movimientos. “Lo estamos arreglando para que se convierta en un robot de carreras”, explica el pequeño.

Leonardo García es el instructor del taller. El primer paso de esta aventura es el diseño. En esta clase, los alumnos coincidieron en hacer robots de animales prehistóricos, que presentarán este martes 31 de marzo a sus padres en la clausura del taller.

Aunque en otros cursos han elaborado fábricas de chocolate, aeropuertos y casas con sistemas de domótica.

“Con el diseño listo, los chicos luego trabajan en la computadora para crear un pequeño robot en una plantilla. Después ingresan a la programación. Trabajan en un lenguaje de programación didáctico, animado, con bloques y gráficos”. En las pantallas del laboratorio se despliegan los programas NXT y EVE III, que corresponden a los cerebros que luego darán vida a sus creaciones.

Emilio García tiene 15 años y ha pasado los últimos cuatro en estos talleres vacacionales. Empezó armando modelos sencillos y en este último curso creó dos: una serpiente y una araña.

Desde un teléfono celular, por bluetooth, controlaba las patas de la araña, abrir y cerrar su mandíbula y un sistema para disparar esferas. “Aquí descubrí que lo mío es la robótica”, dice convencido.

La gerente de Learning Projects explica que en el siguiente taller darán clases de programación de robots desde tablets y celulares. La empresa busca llevar su técnica de enseñanza a los establecimientos educativos de Quito, a través de la creación de cursos de robótica como parte de los clubes que dispuso el Ministerio de Educación.

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