El rescate de los símbolos y patrones andinos se plasmó en artículos de vestir. La marca de la diseñadora Vanessa Zúñiga fusiona lo ancestral con tendencias contemporáneas. Foto: Armando Prado/ EL COMERCIO.
La riqueza de signos visuales de las sociedades precolombinas inspiró a la diseñadora gráfica Vanessa Zúñiga a crear registros contemporáneos. Este proyecto se inició hace 10 años, como una tesis de maestría llamada ‘Aproximación a un vocabulario básico andino’.
Después de una investigación bibliográfica en la que indagó sobre la herencia visual en Perú, Bolivia, Chile, Argentina y otros países, vino a Ecuador para visitar museos y reservas de museos. Descubrió que a partir de estos símbolos ancestrales se podrían crear elementos de comunicación visual propios, para revalorizar el patrimonio cultural ecuatoriano.
Así empezó un segundo proyecto, que se trasladaría a la publicación ‘Registros Abya Yala’. En este libro están compilados 50 registros experimentales. Estos fueron realizados con el repertorio de signos visuales de las culturas originarias de la zona centro-sur y sur andina, en los períodos formativo, desarrollo regional, integración e incaico.
El objetivo de la publicación fue demostrar que estos patrones pueden ser apropiados y reutilizados con nuevos argumentos visuales, bajo un proceso de recontextualización.
Sin embargo, tener estas creaciones en papel no era suficiente para Zúñiga, pues quería que más gente los viese y se apropiara de estas imágenes. Para ello, decidió buscar soportes en los que plasmar los patrones que desarrolló.
Es así que decidió incursionar en el diseño de modas. “Es una nueva faceta para mí. Desde que vi que era posible transformar mis diseños y verlos plasmados en telas, se abrieron nuevos caminos y metas”, relata.
La experimentación, la fusión de conceptos, texturas, colores y materiales caracterizan esta línea de ropa femenina, llamada Rukuyaya. Esta palabra quichua designa a pequeñas figuras que fueron utilizadas como talismanes protectores. Este concepto fue trasladado a prendas y accesorios.
Rukuyaya busca nutrir el imaginario de los ecuatorianos con relatos que rescatan la herencia de los pueblos ancestrales, pero que han sido adaptados a la línea contemporánea.
El ‘showroom’ de la marca se encuentra en Loja. La diseñadora está analizando varias tiendas para comercializar sus productos en Quito, Guayaquil y Cuenca. Por lo pronto, zapatos, pañuelos y otros accesorios son distribuidos a todo el país a través de Correos del Ecuador. Los pedidos se pueden hacer a través del sitio web de rukuyaya
Ahora, Zúñiga planea publicar el segundo tomo de la investigación. También incursionará en otras áreas del diseño.