Las clases se imparten fuera de los horarios de clase y ya son muchos los niños que empiezan a temprana edad. Foto: Juan Carlos Pérez / EL COMERCIO
El retumbar de un bombo marca el inicio de una melodía clásica. Los acompañantes de esta armonía son los instrumentos de cuerda y otros de percusión. Las delicadas notas son tocadas por los estudiantes de la Orquesta Sinfónica del Colegio Adventista del Ecuador (CADE).
Dicho conjunto musical es uno de los primeros en conformarse dentro de Santo Domingo de los Tsáchilas. En la localidad se abrieron nuevos espacios de formación y creación de orquestas sinfónicas partiendo de iniciativas privadas. Y la orquesta del CADE es una de las pioneras. Desde hace tres años forma músicos a través de una academia perteneciente a su centro educativo.
Las enseñanzas han dado sus frutos y en la actualidad el centro de formación musical cuenta con dos agrupaciones sinfónicas, la preorquesta juvenil, con 30 integrantes, y la banda sinfónica con el mismo número de participantes. Ambas agrupaciones se han presentado en diferentes escenarios de la ciudad y además tuvieron una gira por Guayaquil en el 2012.
El director de la academia, Edmundo Ortega, cuenta que la creación de las orquestas sinfónicas tiene cuatro objetivos: fomentar el trabajo en equipo, incluir a jóvenes de diferentes estratos sociales, exponer el talento de los participantes y fomentar las muestras artísticas.“Son varios los beneficios que trae consigo el establecimiento de instituciones que fomenten la enseñanza de la música. A través de ella promovemos la identidad y creamos personas con valores y principios”, afirma Ortega.
Para María Paula Roa, quien pertenece a la banda sinfónica, la idea de transmitir sus emociones a través de la música es importante. “Creo que esta también puede ser una forma de comunicarse y de ocupar el tiempo libre en algo productivo”.
Ortega coincide en que la música se puede convertir en un “medio para rescatar socialmente a un joven y darle una actividad, una herramienta en la cual pueda sentirse útil, tenga sueños, aspiraciones, crezca en un ámbito de competitividad sana hasta el punto que lo lleve a crear o trazar un paradigma de vida en todo lo que vaya a conseguir en su futuro”.
Hace más de cuatro años la provincia tsáchila carecía de centros de formación especializados en música para orquestas filarmónicas. Las personas que deseaban ser parte de un grupo musical de este tipo o aprender a tocar un instrumento debían trasladarse hasta ciudades como Guayaquil o Quito.
Este es el caso de Marcelo Dueñas. Este músico tuvo que viajar hasta Guayaquil, en el 2000, para formarse en un conservatorio de música. “Las oportunidades de formarse profesionalmente en esta rama -asegura- eran escasas en Santo Domingo. Por eso muchos aspirantes a músicos académicos tuvieron que migrar hacia varias ciudades del país”.
Para la directora de Casa de la Cultura, núcleo Santo Domingo, Graciela Torres, “la habilitación de nuevos espacios artísticos evita la fuga de talentos de la región”.
Isaías Vite, de 17 años, del cantón La Concordia, escuchaba con detenimiento varias melodías de orquestas sinfónicas por Internet. El anhelo de este joven de tocar algún instrumento que fuera parte de un grupo musical se hizo realidad. Hace algunos meses el adolescente se enteró que la academia Pepper, escuela de música con sede en Guayaquil, abrió una sede en su ciudad. Esta academia es otro de los espacios que se creó en miras de formar futuros orquestistas locales.
El centro de formación abrió sus puertas, en La Concordia, en marzo de este año brindando clases de violín, piano y guitarra. “Nuestro objetivo es en un futuro poder formar una orquesta sinfónica que represente al cantón dentro y fuera del país”, asegura Minyen Lee, propietaria de la academia.
La preparación de los 10 estudiantes en la academia consiste en tres horas semanales de clases teóricas y prácticas, en materias como percepción auditiva, percepción visual, solfeo, entre otras. “Estos conocimientos los preparan para tocar un instrumento en dos o tres meses y luego desarrollar sus habilidades hasta alcanzar un nivel profesional”.