La cabalgata montubia, que recorrió 8 kilómetros, coincidió con el Día del Turismo. Foto: Enrique Pesántes / El Comercio.
‘Montubio que no anda a caballo no es montubio”, dice Miguel Ángel Bermúdez, del cantón Simón Bolívar (Guayas). Añade entre risas que “andaba a caballo desde que mi mamá me tenía en la barriga”, por eso cada vez que se organiza una cabalgata o un rodeo montubio, él trata de asistir, porque no quiere que la tradición se pierda con el paso del tiempo. “Ahora se ve a muchos jóvenes que prefieren andar en moto; antes todo montubio tenía su caballo en el portal”, rememora.
Para dar espacio a estas manifestaciones de la cultura montubia, que representa el 7,4% de la población según cifras del Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC), este fin de semana se realizó en el cantón Salitre, la II Feria Montubia, a la que concurrieron centenares de costeños que se identifican como montubios.
La mañana del sábado (27 de septiembre), a lo largo de la carretera que lleva hasta este cantón del Guayas, ya se veía avanzar a los caballos hasta el recinto La Victoria (Salitre), de donde partió la cabalgata de integración que organizó la Prefectura del Guayas con la Asociación de Ganaderos del Litoral. Esta fiesta coincidió con la celebración del Día del Turismo.
Desde los 25 cantones de Guayas, jinetes adultos, niños, hombres y mujeres, montaron sus caballos chúcaros, de paso y de otras razas desde las 11:30. Unos 1 000 caballos recorrieron 8 kilómetros por la vía principal de ese cantón.
El montubio, como aseguró Bermúdez, aprende a cabalgar desde niño; varios menores demostraron sus habilidades. Adriana y Carla, de 7 y 10 años, que se turnaban para montar a su poni Lucas. “Yo aprendí a los 6 años, mi hermana recién. Lucas es tranquilito, solo una vez nos caímos, pero caímos paradas”, contaron las niñas mientras acariciaban al animal.
José Ortiz, quiteño que anima rodeos montubios desde hace 35 años, dirigió y alentó la cabalgata desde una camioneta adornada con globos verdes y amarillos, los colores de la bandera de Salitre.
La elección de la Señorita Rodeo; los concursos de caracoleo, en los que se monta un caballo chúcaro sin sacar los pies del estribo; la monta de cepo, en la que el jinete debe durar
8 segundos como mínimo en el caballo, son algunas de las tradiciones montubias que este quiteño aprendió a disfrutar y de las que -cuenta- se enamoró.“Las tradiciones de nuestro país son hermosas, no importa de dónde seamos”, aseveró.
No hubo jinete sin pañuelo, sombrero o bejuco esa mañana. Alrededor de 80 asociaciones de ganaderos, agricultores y caballistas participaron de este evento que recorrió las calles principales de Salitre desde el Recinto La Victoria hasta la vía General Vernaza. La fiesta se sentía a cada paso; la gente disfrutó con el desfile.
“El espíritu es mantener las costumbres y transmitirlas al resto del país, Salitre es uno de los puntos que tiene más riqueza del folclor costeño”, dijo Boris Vaque, miembro del Club de Caballistas de Salitre.