Cerca del límite de las provincias de Chimborazo y Cañar, en la serranía ecuatoriana, se ubica el cantón Chunchi, conocido también como el Sillón Andino. El poblado en donde viven más de 7 000 personas se caracteriza por la posibilidad de observar un atardecer al que propios y extraños llaman mágico.
En el camino que conecta a Chunchi con el caserío Joyagshi, en Chimborazo, la caída del sol y las nubes forman una especie de colchón en medio de las montañas.
Para poder observar mejor este fenómeno, Carlos González ideó un gran columpio. El aparato tiene cuatro cables que lo sujetan y 18 metros de altura. Por ello permite a los visitantes elevarse sobre el centro poblado y experimentar la sensación de estar sobre las nubes.
En el sitio también hay 300 metros de cables que permiten realizar el cannopy. González explica que tiene previsto, en 15 días más, aumentar el cableado para tener 600 metros de recorrido. Ambos atractivos se diseñaron con medidas de seguridad.
La aventura, ya sea en el columpio o en cannopy, cuesta USD 3 por persona. El lugar se ubica en el parque lineal de Chunchi que está en la Panamericana Norte, vía a Quito.
Adicionalmente hay un mirador con un telescopio que permite observar el cielo y, si está despejado, las estrellas. Mirar cuesta USD 0,25.
El lugar está abierto de martes a domingo, de 10:00 a 18:00.
Según César Ortega, del departamento de turismo del Municipio, en el cantón se pueden practicar otros deportes de aventura.
“El Puñay, el cerro sagrado donde se encuentra la pirámide escalonada terrena más alta del planeta (3 245 metros de altura) y con un área aproximada de 400 metros de construcción, es el lugar ideal para desarrollar actividades como senderismo, trekking, camping y parapente”.
En la conocida Ruta del Inca o Qapac Ñan también se puede participar de cabalgatas o vivir experiencias de turismo comunitario.