Los turistas nacionales y extranjeros disfrutan del paseo y el descanso a lo largo de los 2,5 km de extensión que tiene el Malecón 2000, el sitio con mayor visitas en Guayaquil. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO.
Desde el alba es posible ver a lo largo de los 2,5 kilómetros del Malecón 2000, en el centro de Guayaquil, a decenas de personas. Unas trotan y otras realizan diversos ejercicios en grupos. También hay quienes simplemente caminan aprovechando la brisa y la tranquilidad en el inicio de la mañana.
Con el pasar de las horas, el lugar se vuelve muy concurrido. Llegan turistas nacionales y extranjeros, personas que utilizan el sitio como atajo para movilizarse a algún punto del centro, delegaciones de estudiantes de escuelas o quienes desean conversar, pasear, leer o descansar bajo la sombra de un árbol del lugar.
Al mediodía, el número de personas se incrementa con los empleados públicos y privados que recorren el sitio a la hora del almuerzo.
Luego de 14 años de su remodelación y ampliación, dentro de un programa de regeneración urbana, el Malecón de la avenida Simón Bolívar se ha convertido en el principal ícono de referencia turística y de recreación de la ciudad.
Según la Fundación Malecón 2000, encargada de la administración y mantenimiento de este parque recreativo de Guayaquil, mensualmente es visitado por 1 600 000 personas.
Para Jonathan Gómez, gerente comercial de la Fundación, la ventaja es que siempre se efectúan eventos distintos, lo que adiciona un interés para visitar el Malecón. “A la exhibición Invasión Pirata han llegado 200 000 personas en poco más de un mes entre julio y agosto. En el festival de globos aerostáticos manejamos 600 000 personas similar a los años anteriores”.
Más allá de los extensos paseos familiares que ocupan toda su extensión, los sitios del Malecón 2000 más visitados son el Hemiciclo La Rotonda, por su significado histórico; el Centro Comercial y el Patio de Comidas, donde se organizan eventos, y Cinema Malecón, cerca a Las Peñas.
Hoy en día se ha sumado también un área de juegos infantiles a la altura de la calle Junín, que pasa llena, especialmente los fines de semana.
Mientras ve a su pequeño hijo de 3 años en uno de los juegos, Alejandro Romero -quien llega desde el barrio La Floresta, al sur- dice que generalmente todos los domingos pasea con su esposa e hijo. “Parece mentira pero nunca sentimos igual el paseo. A veces hay shows para chicos y grandes, otras veces caritas pintadas. Lo importante es que estamos seguros y se puede pasar un día en familia sin gastar mucho”, comenta sonriente.
Gómez explica que el mes de mayor movimiento en el año es julio con 3 400 000 de visitas y la razón es obvia: las fiestas de la ciudad atraen a una gran cantidad de turismo. “El día con mayor número de visitantes es el 25 de julio con 940 000 personas a tal punto que la calle del Malecón se vuelve peatonal”.
La obra de regeneración marcó un antes y un después del malecón desde octubre de 1999 cuando se inauguró su primera etapa. Hasta antes del inicio de los trabajos de remodelación era un sitio abandonado en algunos sectores y peligroso.
“A las seis o siete de la tarde era imposible caminar tranquilos. La única parte un poco más segura era el Hemiciclo La Rotonda, frente a la avenida Nueve de Octubre. El resto era oscuridad. Ahora es todo lo contrario”, comenta Rosa Amelia Torres, una octogenaria que suele visitar el Malecón y descansar sentada en una banca de los jardines del Paseo León Febres Cordero.
A las 07:30, mientras bebe un poco de agua y toma un respiro, Ángeles Martínez cuenta que lo que le atrae del Malecón es poder realizar a diario trote en toda su extensión “sin el riesgo de que te atropelle un carro o que te asalten pues en todo el lugar existen guardias”.
En su trayecto es común encontrarse con grupos de personas, en su gran parte adultos mayores, que practican yoga, taichí y otros tipos de ejercicios de relajación.
En sus 2,5 kilómetros, los visitantes pueden ver una serie de estatuas y monumentos que se mantienen del antiguo malecón, y también con jardines. Igualmente, están los restaurantes, el centro comercial, fuentes, un cine, museo e incluso los muelles desde donde zarpan barcos con paseos turísticos.
Los turistas extranjeros captan con sus cámaras los detalles del lugar, especialmente las estatuas antiguas, como los jabalíes, que son parte del lugar desde 1931, cuando se creó el Paseo de las Colonias.