El presidente Rafael Correa arribó con su comitiva al aeropuerto de Doha. Foto: Presidencia de la República
El presidente Rafael Correa viajó a Qatar, para concretar la firma de acuerdos de inversión con el jeque Tamim bin Hazad Al Zani, sucesor de Hamad bin Jalifa Al Thani, quien derrocó a su padre, en 1995, para tomar el control de la nación como emir.
El ingreso nacional de Qatar deriva principalmente de las exportaciones de petróleo y gas natural. Sus reservas de petróleo están estimadas en 15 millardos de barriles, que deberían durar al menos 37 años más. Y sus reservas estimadas de gas natural son de casi 26 billones de metros cúbicos, aproximadamente el 14% del total mundial y la tercera más grande del mundo.
La riqueza y nivel de vida de los qataríes son comparables a las de naciones de Europa Occidental. Además, Qatar tiene el PIB per cápita más alto del mundo. Su rápido crecimiento económico, durante los últimos años, se debe principalmente al alto precio del petróleo y sus derivados.
La política económica se centra en el desarrollo de actividades no asociadas a la explotación de las reservas de hidrocarburos, además de fomentar y aumentar la inversión privada y extranjera en sectores no energéticos. Pese a ello, el petróleo y el gas siguen siendo responsables de más del 50% del PIB, alrededor del 85% de los ingresos de exportación, y el 70% de los ingresos del Estado.
La vida política de Qatar es opuesta a la de Occidente. Por ejemplo, están prohibidos los partidos políticos y las manifestaciones públicas. Éstas pueden ser entendidas como insultos a la monarquía y son castigadas con penas carcelarias.
Sin embargo, según el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas el país se ubica en el lugar 38, en el mismo grupo de Suiza o Dinamarca.
El presidente Correa también se reunirá con la jequesa Mozha Bint Nasser al Missned, presidenta de Qatar Foundation para la Educación, la Ciencia y el Desarrollo de la Comunidad. Es la madre del jeque y ha participado activamente en la educación y la reforma social de Qatar en los últimos años.
De todas formas, el país ha recibido diversas críticas en los últimos tiempos. Por ejemplo, el diario británico The Sunday Times publicó una investigación sobre cómo el exdirectivo de la FIFA, Mohamed ben Hammam, pagó unos USD 5 millones a dirigentes de fútbol africanos para comprar los votos para que Qatar sea la sede del Mundial del 2022.
Con este escenario por delante, diversos medios internacionales, denunciaron las políticas antiobreras del gobierno qatarí. Más de 1,4 millones de trabajadores migrantes, 400 000 de ellos de Nepal, trabajan en la construcción de hoteles, autopistas, aeropuertos y estadios para el primer Mundial en Oriente Medio. Pero la Confederación Sindical Internacional ha advertido que los constantes abusos que sufren los obreros podrían causar la muerte de 4 000 personas antes del 2022.
Además, tras los últimos incidentes en Siria e Irak, en Occidente se conoce que entre promotores y patrocinadores del ISIL, Hamas y otros movimientos armados de Oriente Medio, está Qatar, que, junto con Arabia Saudí, se habría convertido en la plataforma político-financiera del islamismo radical.