Los restos de un perro de pelaje oscuro están en el carril izquierdo de la av. Occidental, a unos 50 metros del camino que conduce a Nono.
A Fernanda Rodríguez, quien a diario maneja desde Ponciano hasta Miraflores por esta vía, le da tristeza ver a los animales atropellados sobre la calzada. Por eso, cuando pasa cerca de los restos de aquel can prefiere mirar a otro lugar. “El cadáver está allí tres semanas, aproximadamente”.“En esta calzada se ven muchos perros muertos. A ciertos conductores no les importa la vida de los animales y hasta aceleran cuando los ven que intentan cruzar la calle”.
Los cuerpos descompuestos de animales atropellados también se aprecian en la avenida Simón Bolívar, especialmente, a la altura de los barrios La Argelia, La Forestal y la Loma de Puengasí.
Para Fernando Arroyo, director de Protección Animal Ecuador (PAE), un can atropellado, como el que observa Rodríguez en la av. Occidental, se convierte en un foco de infección.
“Algunos cadáveres de perros pasan algunos días en las avenidas y entran en un estado de descomposición y definitivamente el aire se contamina”.
Con esa opinión coincide Cecilia Tamayo, secretaria de Salud del Municipio. La funcionaria añade que un cadáver puede trasmitir enfermedades infecciosas a quienes lo tocan. “Además, se produce una contaminación del ambiente por los malos y fuertes olores que emana”.
Por eso, Tamayo apunta a que se debe fomentar la responsabilidad de las personas con los animales. Según PAE, el 80% de los perros callejeros tiene dueño. Los animales suelen salir de sus casas en busca de comida o para seguir a hembras en celo. Al vagar por las calles, estos son vulnerables de atropellamientos.
Para Arroyo, es un error pensar que un animal se va a asustar o va a retroceder ante la presencia de un vehículo.
“Las personas piensan que el animal debe tener una reacción humana. Eso no es así. Mucha gente ignora el sufrimiento del animal, su capacidad de sentir y su psicología”.
En Quito, PAE rescata a los animales heridos y abandonados. Arroyo, quien lleva más de ocho años vinculado con la protección a los perros, recalca que la recolección de cadáveres de animales en las vías también es una competencia de la Empresa Metropolitana de Aseo (Emaseo).
Carlos Sagasti, gerente de Emaseo, dice que la empresa se encarga del manejo de residuos sólidos domiciliarios y los animales muertos son residuos orgánicos peligrosos. Por lo tanto, no es de su competencia directa.
Pese a ello, cuando los trabajadores encuentran perros muertos en las vías ocasionalmente los colocan en los carros recolectores.
Con la nueva ordenanza que plantea el Concejo Metropolitano, según Sagasti, este problema se resolverá.
El Municipio busca coordinar entre varias instituciones el manejo de cadáveres de perros en Quito. Emaseo se encargaría formalmente de este tipo de desechos. El plan se lo realizará conjuntamente con la Secretaria de Ambiente, la Secretaria de Salud y la Policía Metropolitana.
El Cabildo aprobó, en primer debate, una ordenanza para controlar la tenencia de mascotas en Quito. Uno de los propósitos es reducir el número de perros callejeros en el Distrito. Actualmente unos 120 000 canes deambulan por las avenidas de la ciudad.