Los agentes encontraron el cuerpo del interno la madrugada del 5 de diciembre. Tenía el extremo de una sábana atada a su cuello y el otro a los barrotes de la celda. El Ministerio de Justicia señaló que fue un suicidio.
El hecho ocurrió 48 horas después de que el preso, identificado como Jimmy A., fuera trasladado de la Penitenciaría del Litoral al nuevo Centro de Rehabilitación Regional Guayas (CRG). Junto con él, otros 3 656 reos fueron reubicados en ese complejo carcelario. De ellos, al menos 2 000 presentaron el denominado síndrome de abstinencia de alcohol y otras drogas. Son las reacciones físicas y psicológicas que tiene una persona con dependencia a las drogas.
¿Este síndrome puede causar suicidios en las personas dependientes a las drogas? Armando Camino, médico psiquiatra que trabaja con personas privadas de la libertad (PPL), considera que es una posibilidad. Esto, porque -según el experto- muchos internos, además de la adicción a alguna sustancia, presentan cuadros depresivos.
Familiares de Jimmy A. aseguraron a este Diario que él sufría de depresión.
El Ministerio de Salud admitió que en los centros de rehabilitación social existen internos con trastornos mentales relacionados con la adicción a las drogas. “Hay una gran prevalencia de depresión”, señaló Marysol Ruilova, viceministra de Atención Integral de Salud.
Saúl Pacurucu es director del Hospital Psiquiátrico Humberto Ugalde, de Cuenca. Él coincide con Camino y sostiene que los trastornos mentales pueden intensificar los síntomas (ansiedad, temblor, insomnio, vómitos, diarrea) del síndrome de abstinencia y desencadenar en un posible suicidio.
De hecho, un informe publicado en el 2013 por el Observatorio Europeo de Drogas refiere que los problemas de adicción en los presos pueden ser un factor de riesgo para suicidarse en la cárcel.
El 11 de diciembre falleció otro interno en el Centro de Rehabilitación Regional Guayas. Las causas por ahora no han trascendido públicamente.
Pacurucu explica que existe un 20% de probabilidades de muerte cuando las personas que padecen el síndrome de abstinencia no reciben tratamiento médico urgente.
También que los niveles de violencia aumentan, ya que la persona con problemas de adicción busca por cualquier medio obtener las sustancias.
Lady Zúñiga, presidenta del Consejo Nacional de Rehabilitación Social, reconoció que las condiciones de salud de los presos que llegaron al CRG eran “deplorables”, porque carecían de diagnósticos médicos y psicológicos.
Días después del traslado de los internos al nuevo recinto carcelario, el Ministerio de Salud elaboró un plan de contingencia para tratar los problemas de adicción de las PPL.
El programa incluyó a 40 médicos, entre residentes y psicólogos. Además, trabajadores sociales apoyan en el proceso de deshabituación.
Según Ruilova, la atención será “las 24 horas del día”. Agregó que a los internos con complicaciones se los remitirá a un hospital.
[[OBJECT]]Salud también aplica un plan específico para los presos con trastornos mentales relacionados con el abuso de estupefacientes. Se conoció que ellos están con tratamiento químico.
Fabrizio Delgado, director del Instituto de Neurociencias de Guayaquil, menciona que en esos casos se debe proceder a una desintoxicación gradual, con el suministro de sustitutos de las sustancias que los presos consumían. “En otros países se aplica metadona. No la tenemos en el país y recetamos medicamentos como la clonidina, que nos ayuda a regular un poco el sistema, que está caótico”.
En el informe del Observatorio Europeo de Drogas del 2013 se recalca que “los presos con dependencia a drogas deben ser identificados como población de alto riesgo y blanco de las medidas de prevención”.
Camino asegura que el tratamiento que se utiliza en las cárceles del país es el de las comunidades terapéuticas. Allí, profesionales y personas que están rehabilitadas organizan charlas para ayudar a los adictos a dejar los estupefacientes.
El consumo de drogas en las cárceles del país
Un informe del Ministerio de Sanidad de España denominado ‘Intervención sobre drogas en centros penitenciarios’ recomienda que los programas de tratamiento de personas que tienen adicción a algún tipo de droga sean permanentes para garantizar su éxito.
En el documento, de 114 páginas, se sugiere por ejemplo que los diagnósticos de la situación de las cárceles y mecanismos de seguimiento deben ser actualizados permanentemente.
Esto permitirá observar cambios de tendencia y, sobre todo, analizar de forma real el problema de la dependencia a las drogas en los presos.
Sin embargo, en Ecuador no hay datos actuales sobre el consumo de drogas en las cárceles. La encuesta más reciente la realizó el Consejo Nacional de Control de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas (Consep), en el 2007.
En el documento se señala que ocho de cada 10 presos aceptó que consumía alcohol u otras sustancias.
Otro de los datos que se obtuvieron fue que la marihuana, la cocaína y la pasta base son los alcaloides de mayor uso en los centros de rehabilitación social (ver infografía).
A pesar de que los datos fueron recabados hace más de seis años, Camino sostiene que hoy el porcentaje de presos que consumen alcohol y narcóticos también es elevado.