Los viajeros que arriban a Quitumbe viven incomodidades para llegar a sus destinos. Piden que servicio tenga más control. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
A las 06:45 hace frío en Quitumbe. Los pasajeros interprovinciales que llegan a la terminal terrestre sienten los 10 grados centígrados con los que amaneció, ayer, 28 de julio, esta parte de la ciudad. Bajan adormecidos de sus unidades y para ingresar al área de los buses urbanos pagan 25 centavos, tras hacer fila por unos siete minutos.
Caminan hacia los andenes para escoger un servicio que los lleve al centro o al norte de la ciudad. Una de estas opciones es el llamado Expreso C4 que fue habilitada para facilitar el traslado de estos usuarios, tomando en cuenta situaciones como el equipaje.
Esto se dio tras el cierre de las miniterminales, el pasado 30 de junio. María Concha escucha las recomendaciones que se dan por los parlantes de Quitumbe. Tiene una cobija encima de sus hombros y está despeinada por el viaje de cuatro horas desde Santo Domingo. Empuja con mala gana dos cajas que trajo consigo. “Mijo, yo voy a ver a mi sobrino en la Colón”, dice.
Es la primera vez que se queda en la terminal terrestre, Antes, los buses de la empresa Panamericana la dejaban cerca de Hospital Baca Ortiz.
Por cercanía, optó por ir en el Corredor Sur Oriental, aunque, esa decisión tenga sus complicaciones. Al no ser expreso le toca hacer otra fila. Tres articulados pasan hasta que ella alcanza el inicio. Cuando se abren las puertas del cuarto, ingresa con empujones.
La ruta del C4 tampoco le satisface a Marisela Ordóñez. Luego de su viaje de 12 horas desde Loja está exhausta. Pide que haya más rutas, porque la actual no le es conveniente. “Me voy a Las Casas y no me sirve el Expreso”, sentencia. Con dos maletas y una funda llena de roscones, accede con dificultad a una unidad del Corredor Sur Occidental, que le dejará cerca de su casa.
Mientras, quienes deciden ir en el Expreso deben pagar otros 25 centavos. Pese a que se anunció que esta ruta serviría a los “pasajeros interprovinciales”, ellos no pueden ir tranquilos, puesto que los vecinos del sector también usan este servicio a diario.
Pablo Aguilar es uno de ellos. Él trabaja en la 10 de Agosto y Cordero. Si usa el C4 hace 49 minutos de viaje. “Ahorro mucho tiempo”, señala.
A Viviana Medina no le hace gracia que los pasajeros que han viajado nueve horas desde Salinas, provincia de Santa Elena, vayan parados hasta El Ejido. “Es un total maltrato”, dice.
Isidro Parrales se muestra preocupado por los recorridos en las madrugadas. Este servicio funciona de lunes a viernes de 05:50 hasta las 23:00 y sábados y domingos de 07:00 a 21:00. “Me va a tocar pagar USD 20 del taxi”, reniega.
Después de casi un mes de la aplicación de este servicio, se piden ajustes. En ocasiones, buses a los que se les adaptó tres puertas son los que prestan el servicio y, en otras, son los articulados del trolebús los que cumplen con el circuito.
Cuando se suben al Expreso, los viajeros van sentados, incluso, en su propio equipaje por el cansancio que tienen. Los que van al extremo norte de Quito hacen otro transbordo en El Ejido para ir a Carcelén. El tiempo que deben esperar una unidad es de 60 minutos.
No olvide
El costo. Los usuarios que quieran utilizar el Expreso deben pagar 25 centavos en las boleterías para ingresar.
De retorno. El servicio, en dirección norte-sur, es de 06:00 a 23:00, de lunes a viernes. También hay en fines de semana.
Espera. El intervalo de, lunes a viernes, es de 15 minutos. Los fines de semana es de 30. Los expresos a Carcelén se demoran una hora.
Comodidad. Entre las ventajas que tiene el servicio exprés está que hay menos gente parada, lo que hace el recorrido menos desgastante. Además, la unidad se desplaza más rápido.
En contexto
Después del cierre de las miniterminales se implementó el servicio Expreso C4 para acercar a los viajantes al centro y al norte de la ciudad. Los usuarios de este circuito hacen algunas observaciones después de un mes en el que se implementó la medida.