En la provincia de Sucumbíos, una familia secoya utiliza una canoa para transportarse desde su comunidad, que alberga bosque vital para capturar CO2. Foto: Silvia Vallejo/ Ecociencia
Los nueve países que tienen selva amazónica almacenan un total de 109 660 millones de toneladas métricas de carbono. (MtC). Este CO2 es transformado -en un proceso natural- y devuelto al ambiente como oxígeno. Ahí radica su importancia, pues mitiga el cambio climático en el planeta.
Los estudios existentes sobre el efecto invernadero se habían enfocado en la emisión de CO2, pero por primera vez ahora se cuenta con un mapa que determina la cantidad de absorción de ese gas, en la Amazonía.
Fue un esfuerzo de la Red Amazónica de Información Socioambiental Georeferenciada (Raisg).
Los resultados del estudio, facilitados a este Diario, dan cuenta de que el 42% del carbono vegetal de la Amazonía está concentrado en Áreas Protegidas y en Territorios indígenas. Representa 4 millones de km2 en la cuenca amazónica. En especial, en Brasil, Colombia y Perú.
El aporte de Ecuador lo ubica cuarto en la lista de captación. Ocupa poco menos del 2% del de la Amazonía. Hace una captura de 2 039 MtC.
Pero visto en conjunto, los bosques amazónicos son el principal sumidero de carbono terrestre. Según Raisg, la Amazonía concentra la mitad del carbono almacenado en bosques tropicales del planeta.
Estos resultados son analizados en la Conferencia sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas (COP20) que se realiza en Lima, Perú, hasta el 12 de diciembre próximo.
Víctor López, coordinador del Proyecto Socioambiental de la Amazonía, en Ecuador, dice que el objetivo es concienciar a los tomadores de decisiones para adoptar medidas conjuntas de conservación, especialmente en esas zonas.
En la actualidad -agrega- cerca del 20% de los bosques está amenazado por tala ilegal, la minería, las represas y los proyectos agrícolas, entre otras.
Y también por el incumplimiento de los derechos territoriales de los indígenas. Ayer (4 de diciembre de 2014), durante la COP20, líderes de Brasil y de Perú denunciaron a mafias vinculadas con la tala de árboles. En rueda de prensa señalaron que tienen presencia en el lado peruano “donde no hay protección” y están asesinando a los líderes.
Como ejemplo citaron a los cuatro de la comunidad asháninka peruana de Saweto, fallecidos en septiembre pasado.
El estudio alrededor del carbono también pone de manifiesto que se debe encontrar un equilibrio entre la explotación y el desarrollo de los pueblos que están en esas zonas.
En la Amazonía hay 33 millones de personas en cerca de 400 pueblos indígenas, que necesitan del bosque para sobrevivir. “La solución es reconocer los derechos de los pueblos sobre territorios que no han sido aún reconocidos oficialmente y aclarar los conflictos territoriales que afectan a las áreas naturales protegidas frente a intereses privados”, dijo Steve Schwartzman, del Fondo de Defensa Ambiental a la agencia EFE.
De ahí que se espera que al terminar la COP12 se llega a consensos concretos para, por ejemplo, lograr que los gobiernos inviertan en los territorios indígenas y los protejan, en lugar de dar vía libre para la explotación regulada.
El estudio combinó mediciones satelitales de contenido de biomasa con registros obtenidos en campo y una base de datos sobre los límites de los territorios. Y puso en evidencia también la relación y dependencia entre los países.
El agua que llega a Brasil, por ejemplo, proviene de las cuencas hídricas de los Andes. Eso implica que los procesos de conservación deben ser transnacionales y no aislados. “Hasta hace algunos años Brasil veía con poco interés a los Andes. Creía que como es grande concentraba recursos. Pero estos vínculos hacen repensar esa visión”, señaló López.