Desde que el brote del virus del ébola se expandió en África, en el 2013, la organización Mundial de la Salud (OMS) elaboró un protocolo que busca evitar la transmisión de la enfermedad, especialmente en centros de atención médica.
Este documento es la base con la que los sistemas de salud de diferentes países controlan la infección de los pacientes con casos confirmados. Entre los puntos destacados, la OMS recomienda que los profesionales sanitarios observen en todo momento las precauciones habituales en todos los pacientes, independientemente de su diagnóstico.
Entre ellas se encuentran la higiene básica de las manos, la higiene respiratoria, el uso de equipos de protección personal (en función del riesgo de salpicaduras u otras formas de contacto con materiales infectados) y prácticas de inyección e inhumación seguras.
Los trabajadores sanitarios que atienden a pacientes con infección presunta o confirmada por el virus del ébola deben aplicar, además de las precauciones generales, otras medidas de control de las infecciones para evitar cualquier exposición a la sangre o líquidos corporales del paciente y el contacto directo sin protección con el entorno posiblemente contaminado.
Cuando tengan contacto estrecho (menos de un metro) con pacientes, los profesionales sanitarios deben protegerse la cara (con máscara o mascarilla médica y gafas) y usar bata limpia, aunque no estéril, de mangas largas y guantes (estériles para algunos procedimientos)
Justamente, fue este punto que abrió el debate en España, luego del contagio de la auxiliar de enfermería, Teresa Romero, con el virus.
En el protocolo internacional de la (OMS) se especifica que cada vez que un sanitario expuesto al virus del ébola se ponga o se quite el traje de protección individual (conocido como EPI), esas maniobras deben ser supervisadas siempre por otra persona del equipo, entrenada y preparada para este tipo de situaciones.
Sin embargo, ese detalle no constaba en el protocolo español, cuya última actualización fue el pasado 15 de septiembre. En ese documento, se explica en nueve pasos “cómo retirar cuidadosamente el traje para evitar la contaminación, uno mismo y minimizar la contaminación del ambiente”. Luego del incidente, la Unión Europea anunció que revisaría el protocolo recomendado por la OMS.
En el caso de Ecuador, la ministra Carina Vance dijo que el sistema de salud del país sigue todas las recomendaciones de la OMS. Informó, además, que ya se adquirieron los trajes protectores para detectar un posible caso del ébola. Aunque aclaró que la posibilidad que llegue el virus al país es muy baja.
La Cartera de Estado informó que, de darse un caso, se realizarán las pruebas de laboratorio en el Instituto Nacional de Salud Pública e Investigación (Inspi).
Además, de presentarse un caso sospechoso, el ministerio transferirá al paciente a un establecimiento de salud, en el cual será aislado. Se manejarán estrictas normas de precaución, limpieza, desinfección, precautelando la salud de los pacientes y del personal de salud.
Los ecuatorianos que hayan viajado a los países donde existe el brote de ébola –Guinea, Liberia, Nigeria y Sierra Leona– deben estar informados sobre los riesgos y características de la enfermedad.
Además, el Ministerio de Salud Pública dio a conocer que se encuentra finalizando el plan de preparación y respuesta frente al virus del ébola, que está sujeto a las actualizaciones emitidas periódicamente por la OMS.
En su cuenta de Twitter, el Ministerio de Salud del Ecuador desmintió los rumores falsos generados en redes sociales, acerca de un presunto caso confirmado de ébola en el país.