Habitantes de la playa Monteverde, cerca de Ayangue, en la provincia de Santa Elena, alertaron la mañana de este domingo 4 de agosto de 2024 acerca dela presencia de una ballena que resultó que estaba muerta.
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Ballena varada en Santa Elena
Se trata de una ballena de nueve metros de largo, que se especula ya llegó muerta a la playa, según lo que han explicado los comuneros de la zona.
Supuestamente, la ballena se habría varado en la playa a las 04:00. Al amanecer, la noticia corrió entre los habitantes de Monteverde que acudieron a rescatarla, pero no pudieron hacer nada, pues ya había fallecido.
Los turistas se agolparon al lugar para ver al enorme animal. Algunos se tomaron fotos en el lugar. La Policía acudió al lugar y reportó el deceso de la ballena.
Se trata de la tercera ballena que es hallada varada en las playas de Santa Elena, desde que se declaró la temporada de avistamiento de ballenas jorobadas, a inicios de junio pasado.
En la playa de Ballenita, cerca de Santa Elena, el pasado 23 de julio se dio otro caso de una ballena varada.
De la misma forma, el 12 de julio otro cetáceo fue encontrado varado en las playas de la parroquia Anconcito, también en Santa Elena.
¿Por qué se quedan varadas las ballenas?
El varamiento de ballenas en las costas ha suscitado preocupación entre científicos y ambientalistas. Las causas de este fenómeno son multifactoriales y complejas, implicando tanto factores naturales como actividades humanas.
Uno de los factores naturales más reconocidos es la desorientación. Las ballenas utilizan la ecolocalización para navegar y comunicarse. Sin embargo, variaciones en el campo magnético terrestre, tormentas solares, o cambios en las corrientes oceánicas pueden afectar su capacidad de orientación, llevándolas a aguas poco profundas donde pueden quedar varadas.
Otro factor significativo es la salud. Las infecciones bacterianas, virales o parasitarias pueden debilitar a las ballenas, afectando su capacidad para nadar y orientarse adecuadamente. Además, toxinas producidas por algas nocivas, conocidas como mareas rojas, pueden envenenar a estos cetáceos, causando desorientación y muerte.
Las actividades humanas también juegan un papel crucial. El ruido submarino generado por la navegación comercial, las exploraciones petroleras y la utilización de sonares militares puede interferir con la comunicación y navegación de las ballenas, desorientándolas y llevándolas a vararse. La contaminación del océano con plásticos y otros desechos tóxicos también representa un riesgo para la salud de las ballenas, pudiendo causar envenenamiento y debilitamiento.
La interacción con redes de pesca y otros artefactos humanos es otro peligro. Las ballenas pueden quedar atrapadas en estas redes, impidiéndoles nadar y respirar con normalidad, lo que eventualmente puede llevarlas a vararse en la costa.
El cambio climático añade una capa adicional de complejidad. El aumento de la temperatura del agua y la acidificación de los océanos afectan a los ecosistemas marinos, alterando las rutas migratorias y la disponibilidad de alimentos para las ballenas. Estos cambios pueden forzar a las ballenas a buscar nuevas áreas de alimentación, donde pueden enfrentarse a mayores riesgos de varamiento.
El varamiento de ballenas en las playas es un fenómeno multifacético influenciado por factores naturales y humanos. La investigación continua y la implementación de medidas de conservación son esenciales para mitigar estos eventos y proteger a estas majestuosas criaturas marinas.