Pasar por la avenida 10 de Agosto, frente a donde funcionaba la estación La Y, es una aventura para los pequeños hijos de Sebastián Ocampo. Él transita en su auto todos los días por esa calle. Un bulto en la calle le obliga a reducir la velocidad, pero está acostumbrado.
Se trata de la raíz de un árbol que está en el parterre de la vía. Ha crecido tanto que ha elevado varios centímetros el pavimento.
Quienes pasan por ahí a menudo lo conocen y reducen la marcha inmediatamente. Juega una suerte de reductor de velocidad, dicen.
Pero hay quienes no están tan prevenidos y pasan manejando a toda velocidad. Solo se ve el rápido sacudón de los vehículos y la expresión asustada de sus conductores, que no saben lo que sucedió en la vía.
Un panorama similar que se vive en La Granja, también en el norte de Quito. Un gigantesco ejemplar que, junto a otros 400, tiene la categoría de patrimoniales.
Gracias a eso son protegidos por las leyes y cortarlos no es tan fácil. Incluso, hacerlo de manera ilegal acarrea una multa de más de USD 21 000. Aunque a veces su estructura se daña y representa un riesgo para los ciudadanos, su poda debe ser completamente técnica.
Aún cuando los árboles tienen su espacio terminan rompiendo las aceras para crecer. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIOPara cortar un árbol
El proceso para talar un ejemplar, de cualquier especie, debe seguirse rigurosamente al pie de la norma. Primero es necesaria una inspección técnica y planificada por la Secretaría de Ambiente.
De acuerdo con Gustavo Galindo, coordinador de Arbolado de esa cartera municipal, aunque los árboles estén en predios privados es necesario tener la autorización para derribarlos. Aunque en ese caso no hacen el trabajo de talar, pues lo debe contratar el dueño del predio.
En el caso de tener inconvenientes con un ejemplar es necesario que los técnicos verifiquen las condiciones del árbol. Si se registra un problema se procede a la poda técnica desde arriba hacia abajo.
Los que se cortan
Marco Romo, director de Áreas Naturales de la Empresa Pública de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop), reveló que cada día se retiran seis árboles de la ciudad. Esto incluyen a los que ponen en riesgo a la gente y a los que ya se viraron.
“Cuando ya se están volteando mejor los retiramos”, dice Romo. También explica que un factor que incide en el volcamiento es la falta de arraigo al suelo. Y también se suman los problemas relacionados con el crecimiento de la vegetación.
Cuando los vehículos pasan se elevan inevitablemente por el montículo que se forma con las raíces. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIOLa ciudadanía es quien puede reportar el “riesgo aunque sea aparente y no eminente”. En ese caso será la Epmmop quien revise las condiciones para que la Dirección de Mantenimiento lo retire.
Un problema que destaca el funcionario es la presencia de árboles en bordes de quebradas o taludes. Aunque están preparados para enfrentar lluvias y hasta movimientos telúricos, la entidad puede aprovechar la caída de agua para “deshacerse de estructuras o terminar con su ciclo”, dice.
Las necesidades
Dada la altura de la ciudad los niveles de contaminación son más altos y por lo tanto más necesaria la presencia de vegetación. Valeria Díaz, de la Secretaría de Ambiente, rescata la presencia de cualquier tipo de plantas y árboles para mejorar la calidad del aire.
En el caso de árboles que están al borde de las vías y empiezan a virarse por las condiciones climáticas se pueden reportar a Epmmop para su retiro preventivo. Romo aclara que no ha habido pérdidas humanas, pero sí daños materiales a vehículos e inmuebles.
Lo que destaca es la necesidad de que la ciudadanía cuide los árboles y les permita seguir creciendo aunque parezca que invadan las calles y veredas con su crecimiento.
La comunidad
“El árbol no es un estorbo frente a la casa”, insiste Romo. Más bien se trata de un ente que tiene derechos.
Romina Yánez está de acuerdo y por eso se ha organizado con vecinos de la calle Corea para limpiar los que están a lo largo de la vía. Reconoce que están crecidos y sus raíces la han hecho tropezar, pero las ventajas son más, cuenta la mujer de 39 años quien se dedica a la pastelería artesanal.
Más noticias de Ecuador:
Visita nuestros portales: