Antes, durante y poco después de la campaña electoral y las elecciones, suelen aparecer un debate del rol de los jóvenes en la política. Incluso se habla sobre el poco interés de los muchachos en acercarse a este tipo de temáticas. Sin embargo, esta puede ser una visión errónea de la participación de la juventud en la problemática social.
Para empezar, la lectura del involucramiento de los jóvenes parte desde la lectura de una visión de poder: de lo impuesto por la clase política y sus entornos. En segundo lugar, los políticos hacen un acercamiento a los más jóvenes desde el marketing político, es decir, se venden a ellos mismo como un producto; como una tendencia a ser consumida. Eso explica (o resume) el porqué en época electoral aparecen, por ejemplo, candidatos bailando en TikTok o subiéndose a una tendencia solamente por empatizar con la juventud que está en redes sociales. Eso es una visión simplista de la comunicación.
Las redes sociales, si se las aprende a utilizar, también son un espacio para compartir información valiosa; es necesario aprender la narrativa, entender a su comunidad e incluso respetarla.
¿Da resultados? Posiblemente, sí; en cuanto a la medición de una tendencia. No así, en el deseo de que realmente la población joven entienda, se empodere y proponga ideas o soluciones para mejorar su realidad. En los propios medios de comunicación digitales, fundamentados en métricas, nos hemos dado cuenta de que los temas negativos alejan a las comunidades. No obstante, cuando un tema duro es tratado con un enfoque explicativo y propositivo, los más jóvenes interactúan, se involucran y hasta comparten. La juventud quiere involucrarse en los asuntos cercanos y que son parte de su futuro.
El documento ‘Participación significativa de los jóvenes en los procesos decisorios y de elaboración de políticas‘ del Informe de Políticas de Nuestra Agenda Común de abril de 2023 destaca, por ejemplo, la importancia de la participación juvenil en la toma de decisiones a escala global. El texto subraya que los jóvenes, como futuros guardianes del planeta, son esenciales para enfrentar desafíos como el cambio climático y la desigualdad social. Sin embargo, a pesar de ser una fuerza impulsora de cambio, su influencia en la elaboración de políticas sigue siendo limitada.
En un mundo que enfrenta desafíos sin precedentes, la participación valiosa de la juventud en la toma de decisiones se ha convertido en un tema crucial. Los jóvenes no solo son quienes heredarán los problemas actuales, sino que también tienen las ideas y el impulso necesarios para encontrar soluciones innovadoras. Sin embargo, a pesar de su potencial, la voz de los jóvenes a menudo se ve marginada en los procesos decisorios, tanto a escala nacional como internacional.
Es imperativo que los gobiernos, las organizaciones internacionales y la sociedad civil trabajen juntos para derribar las barreras que impiden la participación juvenil y que los políticos vean en los jóvenes una oportunidad y no un mercado de posibles votantes.