Una jornada cÃvica en su mayor expresión. Asà fue el domingo 21 de abril de 2024, cuando los ciudadanos acudieron a las urnas para expresar sus criterios sobre 11 preguntas que planteó el Ejecutivo.
Una de las condicionantes que se toman en cuenta al celebrar elecciones en Ecuador es la época de lluvia. Por eso, las autoridades electorales suelen planificar las elecciones en los primeros dÃas de febrero, cuando el clima mejora para evitar problemas logÃsticos y, además, altos niveles de ausentismo.
El hecho de mover dos o tres semanas las votaciones ya era un hecho de preocupación para las autoridades electorales. Según datos preliminares divulgados por la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Diana Atamaint, asà como del vicepresidente de ese organismo, Enrique Pita, el ausentismo fue del 28 %.
La media histórica de ausentismo electoral está entre 18 y un 20 %. Según los mismos funcionarios del CNE, esta cifra puede haberse dado por los estragos en las carreteras deslaves en la vÃa que Riobamba con Guayaquil, un puente destruido en la carretera que va a la troncal, deslaves en Azuay; y además, inundaciones que no permitieron la instalación de recintos electorales en Manabà y Esmeraldas.
Muy a pesar de eso, porque es una tradición entre los ecuatorianos de provincia no cambiar de recinto electoral para tener un pretexto para volver a casa y ver a sus familias, a pesar de eso, se vieron escenas de gente cruzando a pie lodazales y torrentes de agua para llegar a su recito electoral y votar.
¡Qué más civismo que ese! Este era el gran riesgo de realizar una jornada electoral en abril. Por lo tanto, la aceptación de los resultados, tanto del Gobierno como de la oposición, es clave para honrar el sacrificio hecho por los ciudadanos que, a como dé lugar, cumplieron con su deber de votar.