La jugada magistral que María Corina Machado le hizo al régimen de Nicolás Maduro es, sin duda, una movida que merece un análisis profundo. En un país como Venezuela, en el que su gobierno ha sostenido un control férreo durante 25 años, una victoria electoral no es solo sorprendente. También demuestra que el valor de la democracia está más allá de votar, sino también en los pasos posteriores que los ciudadanos deben tomar.
María Corina Machado no solo logró que, a los ojos del mundo, la coalición opositora ganara unas elecciones poco transparentes. También desenmascaró las tácticas fraudulentas de un régimen acostumbrado a manipular la voluntad popular. En anteriores comicios, las triquiñuelas del Ejecutivo habían sido evidentes y no tenían respuesta efectiva de los rivales. A tal punto que parecía que las elecciones en Venezuela del pasado 28 de julio de 2024 no serían la excepción.
Sin embargo, Machado y su equipo demostraron una astucia sin precedentes al identificar y blindar las fases vulnerables del proceso electoral. Salvaguardaron los datos reales de cualquier intento de alteración de los resultados de las elecciones en Venezuela.
El momento crítico llegó en el conteo de los votos. En un país donde la desconfianza en el sistema es profunda, cientos de ciudadanos se volcaron a las redes sociales, publicando vídeos que mostraban cómo contaban sus propios votos. Esta transparencia masiva fue un baluarte contra el fraude, lo que proporcionó pruebas irrefutables de la verdadera voluntad del pueblo.
La estrategia de la oposición, liderada por Machado, no se limitó a eso. Las actas electorales, vitales para corroborar los resultados, fueron digitalizadas por su equipo y subidas a una nube informática. Este acto de transparencia se transformó en una herramienta poderosa cuando se creó una página web donde cualquier ciudadano podía ingresar su cédula de identidad y verificar su voto. En un golpe maestro contra la narrativa oficialista, se demostró que la tecnología puede ser una aliada de la democracia.
Por años, el gobierno de Maduro ha argumentado la imposibilidad de contar con una plataforma digital para verificar los votos. Se excusaba en la complejidad y los riesgos de seguridad. Sin embargo, al introducir su cédula en esta nueva web, los ciudadanos no solo podían ver en qué mesa votaron, sino también la firma y legitimidad de los testigos presentes. Esto proporcionó una claridad sin precedentes, mostrando al mundo que el voto era real y legítimo.
Pero la innovación tecnológica de Machado y la oposición no se limitó a esta plataforma. Posteriormente, su equipo desarrolló otro sitio web que sintetizaba todos los resultados, convirtiéndose en un centro electoral nacional funcional y fiable. Con estadísticas globales por estado, municipio y parroquia, los ciudadanos podían observar los porcentajes detalladamente, permitiendo un nivel de escrutinio público sin precedentes.
Hasta el momento, estos resultados, aunque impresionantes, no son definitivos. Las actas continúan llegando, escaneadas y verificadas por la oposición, y los datos se actualizan constantemente, reflejando un proceso vivo y dinámico. Este flujo constante de información legitima aún más la victoria de la oposición y pone en jaque mate a un régimen que ya no puede esconderse tras las sombras de la manipulación y el engaño.
Por su parte, el Consejo Nacional Electoral de Venezuela (CNE) no presenta las actas. Desde las elecciones solo ha emitido un boletín de resultados. A esta altura debió haber entregado mínimo ocho. Esto acrecienta las dudas de haber proclamado ganador de las elecciones en Venezuela a Nicolás Maduro.
Como era de esperar de un gobierno acorralado, emitió órdenes de captura contra María Corina Machado y sus principales colaboradores. Sin embargo, Machado estuvo presente en la protesta del sábado pasado, enfrentando el riesgo de ser apresada.
El movimiento liderado por María Corina Machado no solo ha desenmascarado las mañas del oficialismo chavista. Ha establecido un nuevo estándar para la transparencia y la legitimidad electoral en Venezuela. Su victoria es una lección de coraje y estrategia, una inspiración para todos aquellos que anhelan un cambio genuino en sistemas políticos corruptos. En definitiva, este jaque al oficialismo es un testimonio de que, incluso en los tiempos más oscuros, la voluntad del pueblo puede prevalecer.