Un grupo de familias, recostadas en la tierra sobre escombros, en una noche de llovizna, al pie de una pequeña fogata. La foto fue colgada en la cuenta Twitter del Comité Permanente de Derechos Humanos de Guayaquil (@CHD.GYE), tras el desalojo de 40 familias en el popular sector de la Isla Trinitaria en el sur de la ciudad. Y circula en las redes sociales acompañada por la etiqueta #TrinitariaEnPaz.
También fueron colgados videos con cortos testimonios. “No es justo que mis hijos estén durmiendo en la calle, encima de su casa (…) nos tienen en zozobra, queremos reubicación”, relata una madre mientras recorre en medio de la oscuridad la zona que, en horas de la mañana, fue un escenario de conflicto entre familias y policías.
La mañana del viernes 27 de marzo, palas, retroexcavadoras y 426 policías ingresaron a la cooperativa Mélida Toral, de la Trinitaria, como parte de un operativo de desalojo dirigido por la Secretaría Técnica de Asentamientos Irregulares. Hubo tres detenidos y dos policías heridos, según informó por la tarde el subcomandante de la Zona 8 de la Policía, Renán Velasco.
El secretario de Asentamientos Irregulares, Julio César Quiñónez, explicó que el desalojo abarcó el tramo 6 del Estero Salado, “donde cerca de 40 familias habían invadido”. Con estos operativos, las autoridades buscan evitar daños ambientales en el estero Salado de la ciudad, que pasa por un proceso de recuperación a cargo del Ministerio del Ambiente.
La intendenta de Policía, Consuelo Castro, afirmó que los desalojos fueron advertidos, “y que en su gran mayoría salieron de forma pacífica, excepto el pequeño grupo responsable de la agresión a los policías”, como indica un comunicado emitido por la Gobernación del Guayas.
El pedido del Comité Permanente de Derechos Humanos de Guayaquil es que la reubicación sea inmediata para las familias desalojadas. A través de Twitter también solicitan vituallas y alimentos para los damnificados que continúan en el lugar.
La mañana de este sábado 28 de marzo, los escombros lucen amontonados. Algunas personas intentan reedificar endebles covachas para cubrirse de la lluvia. Algunas de sus pocas pertenencias siguen a la intemperie.