Mientras dura el cierre de la vía Alóag-Santo Domingo por causa de los derrumbes, los viajeros que nos movemos entre Quito y Santo Domingo esperaríamos contar con caminos alternos en buen estado y seguros.
Resulta que no es así. Quienes circulamos por la Calacalí-Los Bancos-La Independencia nos encontramos con una carretera llena de baches (léase huecos), que se van esquivando con suerte y adivinando dónde están para no sufrir un accidente.
El tramo más afectado está entre Calacalí y Mindo (San Miguel de Los Bancos).
Paradójicamente, un letrero grande en pleno camino anuncia la ‘revolución vial’.
El viaje se complica más con las lluvias, que impiden avanzar con normalidad. Para rematar, la circulación de tráileres y camiones pesados forma una congestión y largas filas. La vía es de dos carriles, angosta, y presenta muchas curvas, por lo cual resulta imposible rebasar.
Este panorama no es nuevo, ya que no es la primera vez que el invierno bloquea el paso por la Alóag. Recordemos algunas: en el 2009, la vía estuvo cerrada casi una semana y a la par lo estuvo la Calacalí; en el 2011 cayeron más deslizamientos y al año siguiente hubo 400 derrumbes. La cifra disminuyó en el 2013 y también el año pasado.
Sin embargo, los daños han sido más graves, como el que ocurrió el jueves 19 de marzo en el km 28 y en el sector de la parroquia Alluriquín. Hasta ayer llevaba 11 días cerrada.
Si hay todos estos antecedentes, ¿por qué no se ha mejorado la Calacalí?, para ofrecer una buena alternativa.
Hay que padecer cuatro o cinco horas de viaje solo para llegar a Santo Domingo. Es mucho más tiempo para los otros destinos. En este momento, los turistas colombianos empezaron a viajar a Esmeraldas y se encuentran con esta vía en mal estado.
La administración de la Calacalí está en manos del Ministerio de Transporte y Obras Públicas desde el 2013, cuando fue entregada por la Prefectura de Pichincha.